Día de raciocinio (10/02/2011)

Desperté cuando aún no había amanecido.
Me levanto y camino hacia la cocina. Nada en la heladera.
Tomo una silla y me siento en el patio, la estrella que marca los días asomaba apenas una par de sus extremidades.
Sentado, ahí, como ese autómata que nos sentimos siempre cuando recién nos despertamos.
Pienso vagamente en lo que tengo que hacer en el día y en el sueño de ayer.
Tomo valor, dejo mi estado de somnolencia en la triste silla, ya casi destruida por el pasar del verdugo segundero y del uso que le doy (es mi silla de las mañanas).
Siento pesado el cuerpo, pero aún así entro al baño, toalla al hombro, pensando en que dormí poco más de dos horas.
Tomando mi baño matutino imagino, mientras la espuma me da una sensación de estar en las nubes de un sueño que jamás terminó, que el mundo es distinto… Que se cumple lo que sueño.
Mientras me seco y me lavo los dientes, una idea conocida me viene a la cabeza… La rechazo con bronca. Mas que bronca, dolor.
Pero en fin, no importa… Ya estoy acá.
¿Puede ser el último día? Si, obviamente. Pero también puede ser el primero.
Asique salgo a la calle con la seguridad de sentirme feliz.
Cruzo la calle con dirección a mi facultad.
Me queda aún un largo tramo hasta llegar.
Hoy no me pongo mis auriculares, hoy no escucho música.
Es que hoy lo que necesito es pensar…
Siento esa necesidad… Pero, ¿en qué?
No lo se, solo se que no estoy de ánimo para cancioncitas alegremente estúpidas, ni mucho menos para las que son un puñal para el rojo bobo maltrecho.
<El invierno viene siendo bastante duro para nosotros, los de almas tibias.> Pienso mientras veo que la gente que me acompaña en esa marea caminante hacia sitios vecinos también van en su propia nube.
A mi lado frena una bicicleta.
Carezco de esa sonrisa cariñosa con la que un gran amigo me saluda al cruzarme a mitad de camino.
Al saludar, así como de pasada, me pregunta qué me pasa.
  -Nada amigo, sólo estoy un poco dormido.- Miento mientras lo saludo. -¿Cómo andas?
  -Bien. Yo también estoy re dormido.- Responde.
A eso se reduce nuestra charla. Se da cuenta que hoy es uno de esos días que me agarran un tercio de docena de veces a la semana. De esos días en que ando inmerso en un velo que me aísla de sentimientos… Que me encierra en pensamientos.
Pero hoy es un buen día. Mis pensamientos me llevan a lugares felices… Soluciono cosas.
La clase se me pasa mas rápido de lo que me pudiera haber imaginado.
Ahogado en una neblina donde me llueven pensamientos, no puedo prestar mucha  atención a lo que ocurre a mi alrededor.
  -Ey, ¿me estas escuchando?- Ella parecía estar enojada.
  -No… Perdón… Estoy un poco colgado. ¿Qué paso?- Tartamudeo mientras me obligo a prestar atención.
  -¿Venís a casa hoy? Nos juntamos a estudiar para el martes.- La cara le cambio dándose cuenta que de verdad no la había escuchado… Ahora miraba con esos ojos que siempre admire porque emiten esa ternura que siempre me faltó en los míos.- A las seis… ¿Podés? Porque no entendemos mucho y por ahí nos podes ayudar…-
  -Si si, voy…- Respondo no muy seguro de mis palabras.
Vuelvo a casa flotando. Por el camino mas largo y doy muchas vueltas.
No es que no me guste mi casa. Pero ahí todos me conocen.
Prefiero vagar un rato por entre la gente que no valgo mas que el árbol que casi me llevo por delante.
Así puedo pensar en paz… Así puedo arriesgarme a volverme loco antes de volver a mi cómoda cama.
Miro los golem de metal corriendo carreras para llegar rápido a quiensabedonde.
Me siento feliz. Agradezco ser un poco mas simple…
<¡Que hipócrita! ¿Simple, yo?> Río ante la idea de que yo mismo me desconozco.
Me falta mucho trecho aún hasta mi casa.
Pero mas me falta aún para la vida.
Hay quienes dicen que la vida es una enfermedad…
Allá ellos. El remedio existe.
Para mi la vida es un viaje. Y así lo vivo.
Lo importante es el camino.
Es lo que una a “A” y a “B”. Estos son importantes. Pero cuando llegues a “B” vas a decir <Ya terminó todo…> vas a mirar atrás y vas a ver el camino que no viviste por apurarte a llegar.
<¡Si, pero llegue!>
¿Ah, si? ¿A dónde?

MdO. 

Sólo una moneda. (02/02/2011)

Recorrió los cortos pasos que lo separaban de la entrada de su negocio.
Saludo a su empleada al atravesar el límite que lo separaba de lo público, no sin antes recordarle que estaría de regreso a las seis.
Caminó hacia la esquina dirigiéndose hacia su destino, del cual no distaba mas de ocho cuadras… A lo sumo nueve.
Cruzó en diagonal siempre siguiendo hacia el sur, doblo en la esquina en la que el joven de siempre vendía las mismas noticias de todos los días plasmadas en un triste papel reciclado.
Ya por la mitad de la cuarta cuadra caminada se paró en seco y giró a su izquierda…
Juraba que eso no estaba ahí antes. Si bien la ciudad era relativamente nueva para él, era como la quinta vez que pasaba por ese lugar. Pero nunca había reparado en eso…
Ante él, una imponente copia en miniatura de la Fontana di Trevi. La miró con detenimiento y recordó su viaje a Italia el invierno pasado…
<¡La fuente de los deseos!> Pensó mientras sonreía aun un poco aturdido por su descubrimiento.
Metió su mano en el bolsillo, no llaves, no billetera, no documentos. Todo estaba en su mochila.
En ese momento, el nudillo del dedo anular de su mano derecha chocó contra algo en una de las vueltas por revisar.
Si, era una moneda.
La tomó con fuerzas pero, antes de sacarla, sintió como el tiempo se frenaba… Como el mundo se detenía.
Intentó, sin conseguirlo, recordar en qué momento esa moneda había ido a parar al bolsillo de su pantalón de corderoy ya desgastado por los años de uso.
Estaba frente a una réplica en miniatura de la gran fuente en la que millones de personas dejaban una moneda pidiendo un deseo… Y él tenía ese deseo queriendo hacerse realidad hace años ya.
Casi decidido empuñó la moneda y la sacó de su bolsillo.
La miró.
Su valor era, en aquel momento, verdaderamente irrelevante.
Al mirarla recordó como en su infancia le había ayudado a tomar algunas decisiones importantes una moneda de cobre vieja que su abuelo le había obsequiado.
<Cosas importantes> Recordó mientras dejó escapar una sonrisa. <Decirle a una chica si me gustaba o no, que gusto de helado pedir, ver al correcaminos o a Tom persiguiendo a Jerry…>.
Pensó también en la decisión que desde hace unos meses venía tratando de tomar.
Su mano derecha se cerró en forma de puño, se puso vertical y colocó la moneda en la cavidad que se formó, justo sobre la uña de su dedo pulgar.
Antes de realizar el movimiento típico respiró profundamente.
¿Podía jugarse algo tan importante a “cara o seca”?
No, claramente.
Pero aún así la idea de saber qué es lo que la suerte quería que el haga le martillaba dentro de su cabeza, debajo de esa gorra gastada de los Bulls, debajo de sus ahora escasos rizos rubios.
Además, estaba ahí, frente a la fuente… Tenía un deseo para pedir.
Era sólo una moneda.
No podía pedir un deseo y además tomar una decisión con la misma moneda.
La calle estaba solitaria, nada raro para ser las tres de la tarde.
El ruido del mar, dos cuadras mas al sur, era lo único que llegaba a sus oídos.
Por lo demás, la calma.
Era lo que buscaba. Había huido del ruido de una ciudad frenética hace ya un año y medio, para venirse a vivir a esta tranquila ciudad costera, al norte del país. Sin familia, no fue un problema la despedida.
Seguía parado allí, frente a la fuente. Esperando.
Su mente se debatía entre pedir el deseo o tomar la decisión.
Dos casas mas adelante en el camino que debía recorrer, un niño jugaba con una pelota hecha de medias, la hacía rebotar contra el paredón de la panadería mas grande del pueblo.
A el le gustaban las pastafloras de ese lugar.
Por lo demás. La calle estaba solitaria.
Nunca se había sentido tan estúpido como en aquel momento.
Parado, solo, con una moneda en la mano, mirando correr el agua.
Agradeció que no hubiera mas nadie en esa calle.
Metió nuevamente la moneda en su puño, se dio cuenta de que las decisiones deben ser tomadas por uno mismo, que no importa el tiempo que lleve para esclarecer la cabeza. La suerte es para los principiantes y los enfermos.
Era lo mas autentico que esa decisión importante que debía tomar,  precisamente, la tomara el.
Y sino en fin… ¿Para qué tenemos cabeza?
Su mano tomo envión y fue hacia adelante.
Pero en el momento que debía abrirse para soltar el pequeño proyectil, la mano permaneció cerrada.
No era que aún no había pedido su deseo. Lo tenía bien en la mente. Desde que se levantaba a las seis de la mañana, se daba la ducha despabiladora, abría el negocio, mas tarde comía, mientras realizaba su rutina diaria, hasta volver a acostarse. Todo el tiempo el deseo estaba en su mente.
Lo que lo frenó fue la duda.
¿Puede una fuente regalarle, a cambio de una simple chapita, lo que había soñado todos estos años?
Esa pregunta era mucho mas difícil que la anterior.
Pero luego de un rato divagando entre aguas, deseos, monedas y pasados se dio cuenta de que la respuesta era la misma: No, claramente.
Puso la mano frente de sí y sostuvo la moneda con el índice y el pulgar. <No pienses mal de mi… Aún no estoy tan loco.> Pensó inmediatamente antes de preguntarse como quería que no le crean loco si estaba hablándole a una moneda.
La observo de ambos lados mientras giraba y seguía su recorrido.
Pasó por al lado del niño y acarició su cabeza sonriendo.
El niño lo saludó, el no lo reconocía pero era obvio que el pequeño si.
Al llegar a la esquina se detuvo y entro en el típico quiosco casero, de esos que abundan en todos los pueblos.
Miró la moneda por última vez mientras pensaba <¡Menuda historia para contar la de hoy! Me pregunto cuantas mas habrás vivido…>
Era sólo una moneda.
Pago la bolsa de caramelos, de esos que el comía de chico, y se fue, dejándole al quiosquero el cobre que no había utilizado para mas de lo que se había creado.
Regresó y vio que el niño, ya cansado de corretear, se había sentado en el cordón de la vereda.
El le regalo los caramelos y, luego de recibir las gracias del niño, dio media vuelta y siguió por su camino…
Un viento frio se levanto proveniente del mar… Parecía que se venía tormenta.
Ya se había demorado, no quería llegar tarde ni que alguna de esas típicas sudestadas de invierno lo sorprendiera antes de estar a cubierto.
Se fue recordando la sonrisa de agradecimiento del niño.
La moneda de verdad sirvió para algo importante.
Su deseo y su decisión podían esperar. Hoy por hoy esa sonrisa valía mas. Lo reconfortó y lo conectó con su niño interior, al que creía olvidado.
Total ya había malgastado varias monedas en la verdadera Fontana di Trevi en deseos que nunca se cumplieron… La verdad, ya dudaba de si eso podía ser real. <Tal vez es solo una mentira con mucho marketing> Se dijo a si mismo mientras entraba al lugar donde ya lo esperaban hace media hora. Eran las cuatro menos cuarto y ya se había empezado a hablar del tema.
Se sacó el abrigo, pidió un trago y se sentó cómodo, mientras recordaba la sonrisa del niño agradecido.

El niño sonrió al recibir los caramelos, le dio las gracias al señor de la tienda en la que su madre siempre compraba, y lo vio alejarse por la calle en esa fresca tarde de invierno.
Se dio vuelta y miró hacia la fuente.
<¡Vaya, de verdad funciona!> Pensó. Y con tres caramelos en la boca siguió pateando su humilde pelota de trapo contra el paredón, soñando que le clavaba un gol al ángulo a la selección del país vecino.
En medio del grito de gol su cabeza le dijo a si mismo <Y sólo por una moneda…>

MdO.

Sueño que alucino (Bitácora) (02/11/2010)

Encontrándome otra vez en un lugar que no conozco...
Rodeado de cosas y gente que inspiran miedo. Tampoco las reconozco.
Estoy mareado pero algo me calma. Estas VOS... Lo conocido entre tanto desconocimiento.
Atontado giro en círculos y observo.
Todo me parece extraño.
Solo vos sos conocida.
El mareo mental se va apaciguando y los ojos se me cierran, por lo cual comienzo a ver con mas claridad.
(Ciertas cosa no se ven si no cerras bien los ojos)
Las esencias afloran.
Comienzo a ver, ademas de mirar
Comienzo a escuchar ademas de oír.
Comienzo a comprender.
Estamos, todos, en una mesa en la que se lee "PRESENTE".
Me levanto asustado de la silla. Ya no estoy en ese lugar desconocido. Me trasladé a otro lugar. Estoy en mis pensamientos. Lugar que tampoco conozco lo suficiente.
Pero aún me rodean las mismas cosas y personas irreconocibles para mi vista simple de humano.
Aún estas VOS, cordero entre lobos.
Siento un shock... Veo algo.

El de allá, el redondo y rosa. Es el mundo ficticio que inventé una vez, en el cual fui feliz... Estas caído y roto, pero te reconozco.

Alguien me toma la mano. ¡Es el viajero gruyere! Agujereado, chorreante de jugos interiores, pero siempre dándome su apoyo. Lamento haberte desgastado tanto. Sos parte de mi, te reconozco. Un gusto tenerte a mi lado.

El que sonríe, allá, lejos de mi alcance... Y del de todos. El tirano, el verdugo que no para, el que marca lo efímero. El contador de arenas, el corredor de minutos, el que nunca mira hacia atrás. A ti también te conozco. Bastante quise retenerte...
Tarde comprendí que nunca voy a poder manipularte.

El de allá, el que esta lejos... A vos nunca te vi la cara, y nunca te la veré. Pero aún así te conozco. Sos la mentira mas grande de la humanidad. Sos lo que algunos desean llamar destino, futuro. Sos el que viene en 3000 piezas. Y solo yo se como armarte. Solo por eso se que aún no viéndote, se quien sos.

El que está acurrucado en el rincón llorando... Mi niño interior, ¿Cómo no voy a reconocerte? Perdón por dejarte tan olvidado en este proceso de transformación que estoy viviendo. Fue necesario, Pero ven, siéntate a mi diestra. Serás buen consejero.

La jaulita esa que se encuentra unos pasos detrás de mi... esa que esta abierta y algo me llama desde adentro. También te conozco. No caeré encerrado en ti, pasado. Solo te pondré en una repisa y te observaré diariamente para no volverte a repetir mas adelante.

La de negro... La de la Hoz. No te conozco pero se quien sos. Se que nadie puede manejarte... Pero si puedo pedirte algo, mantente lejos de mi y los que me rodean, por un tiempo… Ya has causado demasiado mal a mi entorno.

El Coloso de Rodas, a ti también te conozco. Sos el amor que se edifico con muchísimo esfuerzo, que sufrió tanto, que lloró tanto... ¡Pero que aún asi rió tanto!
Gigante tal coloso antes nombrado. Pero que por desgracia también sufrió el mismo destino. Sólo quedan recuerdos.

Vos, el que se esta haciendo grande de a poco. Te conocí en una canción, hace poco. No sabia que te tenia dentro de mi. ¡Cuidado con el techo, mi querido amor propio! Cuento con vos para salvarme.

Vos, el que esta allá arriba. En el que nunca creí ni creeré. El que dispone de todos los poderes. Se quien sos. Se que sos perfecto. Por eso no te apruebo. No conoces nuestro sufrimiento. Pero tampoco nuestra felicidad.
Vos lo sos TODO... Nunca vas a poder progresar. Nunca vas a saber en verdad lo lindo y feo se ser humano.

Vos, el dominador. El emperador de mi cuerpo. El castigador del viajero gruyere.
No siempre seguí por tu senda, pero es hora de que lo empiece a hacer mas seguido.
Si llegue hasta acá, es gracias a vos. Mucho te debo, poco te pago.

Es demasiado conocimiento para una sola alucinación... Me empiezo a afiebrar... Me siento débil.
Caigo hacia atrás, pero lo que me detiene no es el sucio lecho donde yaceré luego de abrazar a la huesuda.
Me sostienen manos. Me sostienen brazos.
Asustado al no saber quienes son, pego un salto (intentando recuperarme), giro y observo.
Familiares y amigos... Gente importante.
No sabía que estaban acá. Obviamente los reconozco. Gracias por todo.
Madre, Padre, Tíos, Primos, Abuelos, Amigos... HERMANOS (los que nunca tuve, pero me sobran).
Todos, y en conjunto me dicen que aún me quedan cosas por reconocer.
Y al compás de una música que recuerda a mi infancia, levantan espejos. Y me veo reflejado.
Ahora comprendo. Ya se que era este viaje.
Empezando si conocer nada conozco todo.
Se quien soy y lo que quiero.
Se quienes me rodean... Los lobos eran solo una ilusión. Somos todos corderos.
Todo lo que me rodea menea la cabeza.
Todos niegan mis palabras.
Y ahi, por fin, llego a comprender verdaderamente que mucho me falta por comprender.
Pero esto no termina aca.
Hay algo mas.
Una grabadora repite mis palabras "...Somos todos corderos..." Y todos niegan.
Y ahi me acuerdo de VOS... (¿Como pude olvidarte a lo largo de mi alucinación?)
Lobo en piel de cordero.
Se quienes me rodean.
Se quien soy.
Se lo que valgo.
Se lo que tengo.
Pero necesito saber algo... Dudo que vos lo sepas.
VOS... ¿Quien sos?

MdO.

(Escrito pasados los dos días del mes de noviembre del año dos mil diez.)

P.D.: Dijo una vez Sabina en una canción: "...Saber que estos son los últimos versos que te escribo..."