Adiós con delay (Vivido, escrito y extraviado algún día de febrero, encontrado, revivido y editado el 26/11/2014)

“La tercera es la vencida” dicen…
Ningún adiós peor que el adiós con delay.
Hace dudar de la veracidad del hecho.
Esa regresión del sentimiento que creíamos superado.
(Francamente, uno nunca supera)
Con el negro amigo semi-muerto, hoy es noche de tinta en papel.
Un aire serrano se pasea por mis oídos.
Cada vez más tajante.
Un mar por donde siempre.
-Sírvame lo que acostumbro.
El amor es el error más hermoso.
Se vació el vaso cuando el sol de verano lo evaporó.
Nadie se atrevió a beber su contenido.
Seco como adiós de desamor.
Y la respuesta más dolorosa: la vacía.
La inexistente.
La sombra sin el ente.
El golpe de una puerta en la nariz.
Para consolar, a Pinocho le hubiera dolido más.
Cuando el revuelo de polvo se asienta, el “asesinato” del amor deja ver un claro suicidio.
Cosas tan obvias que no podemos entender como no nos dimos cuenta antes.
La vida sigue…
“No hay nada sagrado que quiera ser”
¿Para qué?
Lluvia, mar, abrazo y gol.
Cada deidad me debe la cuenta.
No envidio nada de las perfecciones.
Me declaro siervo de la figura más lastimera.
Pero independiente e inocente de las payasadas de la pureza.
Hoy me tocó ser yo.
Ayer no existí.
Y me queda aún mucha humanidad por malgastar antes de que sea mañana.
La belleza y la felicidad son casi tan efímeras como cíclicas.
Habrá que seguir, nuevamente, los pasos de los verdaderos profetas.
Pero, los inicios en mitades siempre fueron mi característica más idiota.
Que muera el mundo hoy.
Quizás mañana amanezca un nuevo final.
O… Quizás para mañana ya haya sido demasiado delay.

MdO.