El bello fiero fuego. (17/04/2011)

Aires del pasado provocan desvelos imposibles de predecir.
Vientos huracanados que despegan las almas.
Esforzándonos por mantener la compostura, nos autoconvencemos de que todo es un sueño.
Y ahí comprendemos que, en efecto, estamos profundamente dormidos en algo que no disfrutamos.
Sueños de añoranzas que se vuelven castigos para el espíritu del humano común y corriente.
Pero al fin y al cabo solo hay un adormecimiento eterno, y aún no llega ese momento.
Entonces, de un instante a otro y sin comprender como, nos despertamos.
Miramos alrededor, descubrimos un nuevo viejo mundo.
Es hora de poner las ideas en su sitio, es hora de despabilarse.
Luego de una pesadilla así, lo recomendable es una inyección de oxigeno al cerebro y al corazón.
Es un día hermoso, y el dominador empieza a calmarse.
La palabra de la letra F se vuelve real una vez mas, y las saladas desaparecen.
Me inclino ante un nuevo día, que quizás sea este el indicado.
Se frena el tiempo casi imperceptiblemente. Ahí observo y hago retroceso.
Pero no al sueño, no al dolor, no a las mareas.
Regreso al inicio de este gran juego.
¿Habré jugado las cartas correctas?
Impacientemente busco respuestas… Pero algo no funciona.
¿Qué es lo correcto y lo indebido?
Las respuestas no aparecen y se me apelotonan los interrogantes.
¿Siempre supe las reglas de este juego?
Audaces como cual ladrón en la oscuridad de un bosque, las respuestas se escabullen.
Este juego es en realidad un negocio del que no supe aún hacer buena empresa.
¿Cuánto costó llegar hasta aquí?
Quizás las respuestas a estas preguntas y mas que se agolpan en mi cabeza, fugaces, sin darme tiempo a plasmarlas en el papel, sea quizás otra pregunta: ¿Qué importa?
Al fin y al cabo, ya estamos aquí… ¿No, queridos compañeros?
¡El viaje es impresionante! ¡Y aún no llegamos ni a un quinto de recorrido!
¡Imagina los sueños que aun nos quedan por soñar, por cumplir y por olvidar!
Vuela con la mente, recuerda que en el momento que llegues a la ultima estación será demasiado tarde para todo, menos para dormir. ¡Asique no te duermas!
Risotadas en una mañana esplendida.
Hemos comprendido para que estamos aquí.
Sabemos de donde venimos y hacia donde vamos.
Pero no queremos contárnoslo a nosotros mismos.
Poseemos la información pero no la entendemos.
Está encriptada, codificada bajo las normas de la huesuda.
Una vez dije que la perfección es un castigo demasiado apremiado.
¡Gracias a Dios, no soy Dios!
Yo me quedo con mi humanidad, que me hace escribir todo esto.
Que me produce esas sensaciones… Indescriptibles.
Que me llena de mares y de soles… Aunque no me encontraba entre  mares desde hace tiempo.
Ciertas cosas ya no saben a mar. Ni amar.
¿Saben que? Yo se que sabor tiene el sol. Se que sabor tiene el calor.
Pero eso solo se comprende después de haber lamido sales, cosa de la cual mi pobre creador, el perfecto, no tiene ni la mas mínima idea.
¡Amo mi imunda e imperfecta humanidad!
Y te compadezco, Dios, si es que existes.
Como seguramente estarás compadeciéndote de mis habladurías de niño embrujado.
De niño abombado y apelmazado que sueña pesadillas invernales y se despierta taquigrafiando ilegiblemente las leyes del supremo.
Las leyes del supremo real.
La felicidad es mas que una palabra.
Son dos: Estar vivo.

Mdo.