Abril (05/04/2016)

Abril es de los meses más complicados de mi existencia.
Aunque es verdad que sólo hace escasos tres años me acontece, conforma un conjunto de días que llevan al suicidio mental.
Acurrucado en la noche de lluvia, recuerdo enfermedades. Y se hacen carne.
Lamento tras victoria. Y reciprocidad.
Incontables vagancias que llevaron al fin.
Tan inevitables para el rey como predecibles para el controlador.
Y siempre gana el rey. Y a veces se equivoca.
Escribo como si fuese ayer (y hace meses que no escribo). Recuerdo como si fuera ayer.
Frío, lluvia, abrigo y caminata.
Deambulando sin rumbo por calles conocidas.
Amando, aunque no sea la paz.
Contentándonos con solo vivir. Convivir.
Y de ahí salta un año. Y las sombras que en vez de ocultar, acentúan el recuerdo.
El dolor se vuelve verdadero y las lágrimas brotan.
Como cambia la vida en un año... Como odio a esa persona que fui.
Culpable.
Sin demasiados buenos recuerdos, pido perdón y salto de año.
El dolor permanece, el odio se desvanece. Por lo menos hacia mi persona.
Se empieza a cultivar un nuevo odio, hacia la perspectiva real de un sueño rosa.
La risa ya parece mitológica.
Y cuál Quijote luchamos contra molinos.
¿Por que esa idiota idea de creer que se podía ganar?
Supongo que las cosas no son tan simples cuando se trata de gigantes.
Vuelvo a devorarme un año y llego al presente.
Semi curado afronto la realidad.
Lucho mañana a mañana mientras el número de la mala suerte (ese que siempre amé) se acerca.
Paso a pasito, ya está sobre nosotros. Nos acecha.
Las preguntas se apelotonan en la cabeza, sin formar una sola frase que pueda llevarse al habla.
Cuando el charlatán enmudece, el aire se vuelve trágico.
Meses de terapia y el pasado resulta ayer.
Incontables formas de superarlo y aún sigue ahí, tan cerca... Ayer.
Pero también eso es lo valorable.
Es ayer, no hoy.
Te amaré, aunque tenga final.


MdO.

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